Se trata del periodista estadounidense Luke Somers y el
cooperante sudafricano Pierre Korkie
El periodista estadounidense Luke Somers, secuestrado por Al
Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) en septiembre de 2013 y el cooperante
sudafricano Pierre Korkie, capturado en mayo del año pasado, fueron asesinados
el viernes por sus captores durante la operación de rescate lanzada por Estados
Unidos para lograr su liberación, en la provincia de Shabwa. En la misión
colaboraron fuerzas militares estadounidenses y yemeníes.
El presidente Obama aseguró ayer en un comunicado que ordenó
el rescate al considerar que la vida de Somers estaba “en peligro inminente”.
Sin embargo, la operación llevada a cabo por un equipo de los Navy Seals —las
fuerzas de operaciones especiales del Ejército de EE UU— habría corrido la peor
suerte justo antes de llegar a su objetivo. Según desveló ayer el diario The
Wall Street Journal, el ladrido de un perro habría delatado la llegada de los
comandos al lugar donde se encontraban secuestradas las dos víctimas.
Fuentes consultadas por el diario estadounidense aseguran
que la operación de rescate perdió así el elemento de sorpresa y los
secuestradores dispararon inmediatamente contra sus rehenes. Ambos morirían
cuando estaban siendo evacuados, media hora después, a un buque de EE UU. El
presidente Obama había dado vía libre al intento de rescate el viernes por la
mañana.
“Mi mayor responsabilidad es hacer todo lo posible para
proteger las vidas de los estadounidenses”, aseguró en un comunicado. “Como
demuestra esta y anteriores operaciones de rescate, Estados Unidos no
escatimará ningún esfuerzo militar, de inteligencia ni diplomático para traer a
sus ciudadanos a casa, estén donde estén". Por su parte, Imtiaz Sooliman,
fundador de la ONG sudafricana Gift of the Givers, para la que trabajaba
Korkie, confirmó la muerte del cooperante. “Murió durante un intento de
rescate.
Recibimos con tristeza la noticia de su muerte y le enviamos
condolencias a su familia”.
El presidente Obama ha calificado la muerte del
estadounidense de “asesinato”. El secretario de Defensa saliente, Chuck Hagel,
atribuyó la responsabilidad al grupo terrorista AQPA.
La muerte de estos dos rehenes se produce apenas unos días
después de que la Casa Blanca confirmara que Obama había autorizado una
operación de rescate similar, también fallida, hace 10 días. Aunque en aquel
caso, las fuerzas estadounidenses y yemeníes sí rescataron a ocho rehenes —seis
yemeníes, un saudí y un etíope— pero no lograron hallar a Somers ni tampoco al
cooperante.
El periodista había permanecido secuestrado junto a un
británico en Yemen, aunque ambos habrían sido separados justo antes de que se
produjera la operación de rescate. Esta semana, el grupo extremista yemení de
AQPA publicó un vídeo en el que amenazaba con asesinar a Somers si EE UU no
cumplía con sus demandas. La grabación advertía además a las fuerzas
estadounidenses de las consecuencias que tendría un nuevo intento de
liberarlos.
En un primer momento, el Ministerio de Defensa yemení afirmó
que la operación había logrado la liberación del ciudadano estadounidense y la
muerte de una decena de milicianos. Sin embargo, las autoridades del país
acabarían desmintiendo esta versión, al verificar la muerte del reportero. La
hermana del periodista, Lucy Somers, también confirmó su muerte a algunos
medios de comunicación, después de que se lo comunicaran agentes del FBI. “Sólo
pedimos que se nos deje llorarlo en paz”, ha dicho.
Somers, de 33 años, fue secuestrado en Yemen en septiembre
2013 cuando trabajaba como reportero y fotógrafo para medios de comunicación
locales e internacionales, incluida la cadena británica BBC. Korkie, de 56
años, fue capturado junto a su mujer, Yolande, en mayo del año pasado. Ella fue
puesta en libertad el pasado 10 de enero y regresó a Sudáfrica días después,
gracias a la negociación de la ONG para la que ambos trabajaban.
Con la muerte de Somers, ascienden ya a cuatro los rehenes
estadounidenses asesinados por sus captores en los últimos meses. Su pérdida
llega además en un momento de transición al frente del Departamento de Defensa,
tras la dimisión la semana pasada del secretario Hagel y su sustitución por su número
dos, Carter. El relevo se interpreta como la necesidad de dar un giro en la
estrategia antiterrorista estadounidense en la región por el empeoramiento de
la situación en Irak y Siria a causa de la ofensiva yihadista del Ejército
Islámico (EI).
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