El especialista en psicología de
Urgencias, Emergencias y Catástrofes, Enrique Parada, que entre muchos
otros casos participó en la atención a las víctimas del 11-M y del
accidente del avión de Spanair, ha señalado hoy en Laredo que “uno de
los problemas que tenemos los profesionales de emergencias es que no
toleramos el malestar, cuando el malestar es, en realidad, la reacción
normal de un profesional normal que ha trabajado en una situación
anormal”.
Con su intervención, enmarcada
en el monográfico “Atención inicial al niño y adulto en situaciones
críticas” de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria,
Enrique Parada ha querido favorecer la normalización de la existencia de
estados de estrés durante las intervenciones, ya que “los propios
profesionales de emergencias tenemos que darnos permiso para no ser
superhéroes, puesto que todos tenemos un punto de ruptura, y es lógico
quedar desestabilizado por una situación dura.”
Para ello, Parada ha expuesto una serie de habilidades psicológicas que los profesionales deben dominar si quieren mejorar su resistencia y su resiliencia. La primera responde al aumento del umbral de tolerancia al estrés agudo; la segunda, a la capacidad para recuperarnos de forma sana y saludable al impacto vivido. “El objetivo es en dos direcciones: por un lado, trabajar mejor en el `durante´, y por otro, no empeñarnos en deshacernos del malestar cuando es normal que siga ahí”, ha señalado Parada, para proseguir sosteniendo que es mejor no forzarnos a nosotros mismos, ya que “paradójicamente, cuanto más intentamos quitarnos el malestar, más nos centramos en él, y más lo potenciamos”.
La tesis de Enrique Parada es que resistencia y resiliencia son dos capacidades que pueden desarrollarse a través de un entrenamiento basado en la correcta gestión de los estados físicos y emocionales y de todos los componentes mentales o cognitivos que tienen lugar durante o después de la situación de impacto, así como en un cambio en la relación con las reacciones de estrés. “El entrenamiento pasa por ser capaz de controlar la propia conducta y hacer lo correcto, pese a que me esté sintiendo mal”, ha explicado Parada. Por eso, aunque muchos profesionales aprendan a base de experiencias e intuiciones, esto no debe sustituir al entrenamiento basado en estudios y que pretende potenciar las actitudes personales de cada uno, ya que, según ha señalado Parada, “lo determinante no es el tiempo que el profesional lleve trabajando, sino lo que ha aprovechado durante ese tiempo”.
En su trayectoria como psicólogo de Emergencias, que le ha llevado a trabajar sobre el terreno en algunas de las catástrofes de mayor magnitud de los últimos años, como los atentados del 11-M o el accidente del avión de Spanair en Barajas, Enrique Parada ha observado que las situaciones de mayor desequilibrio para los profesionales son las que presentan características muy intensas, con múltiples víctimas o un alto impacto para los sentidos; las que resultan cercanas con el sufrimiento humano, bien porque los afectados sean niños, o porque haya habido un contacto previo prolongado con la víctima, y por último, las situaciones de grandes desastres.
La intervención de Enrique Parada, que ha clausurado el curso sobre “Atención inicial al niño y adulto en situaciones críticas” que se ha celebrado en Laredo a lo largo de esta semana y cuyo público estaba compuesto fundamentalmente por profesionales de la Enfermería, ha querido referirse también al papel de apoyo a víctimas y familiares que ejerce el personal sanitario. Parada ha señalado que los psicólogos enseñan a menudo a médicos y enfermeros el desarrollo de unas habilidades humanas necesarias para atender y apoyar a personas que normalmente están muy afectadas por lo que acaban de vivir. “No intentamos convertirlos en psicólogos”, ha precisado Parada, “sino darles pautas para que ayuden de forma integral en un contexto en el que son muy importantes las relaciones humanas”.
El papel de los medios de comunicación
En situaciones de emergencias o grandes catástrofes, el impacto que tienen los medios de comunicación sobre la población (incluido sobre la propia comunidad de afectados, que acude a los medios para recabar más información y paliar su estrés e incertidumbre) presenta unas posibilidades que, según Enrique Parada, “pueden ser aprovechadas por los profesionales de la salud, siempre que sean bien organizadas y gestionadas”, por lo que aboga por el establecimiento de foros donde profesionales de las emergencias y de la comunicación puedan debatir y compartir experiencias.
La clave, para el psicólogo, consiste en que los medios lancen mensajes de resiliencia que ayuden y tranquilicen a los espectadores. En cambio, la información sesgada o sobredramatizada propia de algunos medios puede contribuir a “retraumatizar” a las personas afectadas.
Para ello, Parada ha expuesto una serie de habilidades psicológicas que los profesionales deben dominar si quieren mejorar su resistencia y su resiliencia. La primera responde al aumento del umbral de tolerancia al estrés agudo; la segunda, a la capacidad para recuperarnos de forma sana y saludable al impacto vivido. “El objetivo es en dos direcciones: por un lado, trabajar mejor en el `durante´, y por otro, no empeñarnos en deshacernos del malestar cuando es normal que siga ahí”, ha señalado Parada, para proseguir sosteniendo que es mejor no forzarnos a nosotros mismos, ya que “paradójicamente, cuanto más intentamos quitarnos el malestar, más nos centramos en él, y más lo potenciamos”.
La tesis de Enrique Parada es que resistencia y resiliencia son dos capacidades que pueden desarrollarse a través de un entrenamiento basado en la correcta gestión de los estados físicos y emocionales y de todos los componentes mentales o cognitivos que tienen lugar durante o después de la situación de impacto, así como en un cambio en la relación con las reacciones de estrés. “El entrenamiento pasa por ser capaz de controlar la propia conducta y hacer lo correcto, pese a que me esté sintiendo mal”, ha explicado Parada. Por eso, aunque muchos profesionales aprendan a base de experiencias e intuiciones, esto no debe sustituir al entrenamiento basado en estudios y que pretende potenciar las actitudes personales de cada uno, ya que, según ha señalado Parada, “lo determinante no es el tiempo que el profesional lleve trabajando, sino lo que ha aprovechado durante ese tiempo”.
En su trayectoria como psicólogo de Emergencias, que le ha llevado a trabajar sobre el terreno en algunas de las catástrofes de mayor magnitud de los últimos años, como los atentados del 11-M o el accidente del avión de Spanair en Barajas, Enrique Parada ha observado que las situaciones de mayor desequilibrio para los profesionales son las que presentan características muy intensas, con múltiples víctimas o un alto impacto para los sentidos; las que resultan cercanas con el sufrimiento humano, bien porque los afectados sean niños, o porque haya habido un contacto previo prolongado con la víctima, y por último, las situaciones de grandes desastres.
La intervención de Enrique Parada, que ha clausurado el curso sobre “Atención inicial al niño y adulto en situaciones críticas” que se ha celebrado en Laredo a lo largo de esta semana y cuyo público estaba compuesto fundamentalmente por profesionales de la Enfermería, ha querido referirse también al papel de apoyo a víctimas y familiares que ejerce el personal sanitario. Parada ha señalado que los psicólogos enseñan a menudo a médicos y enfermeros el desarrollo de unas habilidades humanas necesarias para atender y apoyar a personas que normalmente están muy afectadas por lo que acaban de vivir. “No intentamos convertirlos en psicólogos”, ha precisado Parada, “sino darles pautas para que ayuden de forma integral en un contexto en el que son muy importantes las relaciones humanas”.
El papel de los medios de comunicación
En situaciones de emergencias o grandes catástrofes, el impacto que tienen los medios de comunicación sobre la población (incluido sobre la propia comunidad de afectados, que acude a los medios para recabar más información y paliar su estrés e incertidumbre) presenta unas posibilidades que, según Enrique Parada, “pueden ser aprovechadas por los profesionales de la salud, siempre que sean bien organizadas y gestionadas”, por lo que aboga por el establecimiento de foros donde profesionales de las emergencias y de la comunicación puedan debatir y compartir experiencias.
La clave, para el psicólogo, consiste en que los medios lancen mensajes de resiliencia que ayuden y tranquilicen a los espectadores. En cambio, la información sesgada o sobredramatizada propia de algunos medios puede contribuir a “retraumatizar” a las personas afectadas.
delaredulin.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario